La muerte de un artista
Tras un último concierto en el Teatro Fénix de Flores, en mayo de 1988, Federico Moura optó por alejarse discretamente de los medios para transitar los tiempos más graves de su enfermedad. Finalmente, murió como consecuencia de una insuficiencia cardiorespiratoria en su casa del barrio porteño de San Telmo, en la madrugada del 21 de diciembre de 1988.
Su fallecimiento completa la desaparición de tres importantes músico del rock argentino que se produjo en el lapso de un año, que empezó con la muerte de Luca Prodan el 22 de diciembre de 1987 y siguió con Miguel Abuelo el 26 de marzo de 1988, que marcan el fin del rock nacional post-Malvinas de la década de los '80.
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